LUMEN
Edición #1 • Agosto 2014 • Página 5
referida Gran Logia en San Juan, y enviar a dicho H. todos los sellos, archivos, ect.,ect.
(sic) a fin de que se llevara a efecto lo acordado, proposición que fue hecha por los hh:.
Tomás C. vera, Federico Gatell, José Macías, Genaro Balzac, Francisco Vicentí, Juan
Ma. Pujals, Rafael Monagas, José A. Caroli y J.B. Massanet y aceptada por unanimidad.
El 2 de Abril (sic) del mismo año se constituyó la Gran Logia en San Juan, quedando
nombrado como Gran Maestro el querido H. Santiago R. Palmer y de Gran Secretario el
H. José Claudio Vera, siendo llamados al trabajo todos los hh:. de los Valles de Puerto
Rico, a cuyo llamamiento respondieron casi todos los TT. Que habían abatido columnas o
que habían cerrado sus labores temporalmente.
Desde entonces hemos asistido a un verdadero despertar del espíritu de amor, de paz y de
concordia que informa nuestra doctrina, y hemos contemplado con regocijo indecible
como nuestra blanca bandera flota sobre nuestros templos, que constituyen la más
positiva garantía de la libertad de conciencia, que es la base de la fraternidad humana.10
Si largo y lírico fue el recuento de Cordero en 1914, sumamente breve fue la mención
sobre el hecho redactada en 1922 por el entonces Gran Secretario, José G. Torres, como parte de
una reseña sobre la historia de la masonería en Puerto Rico que se publicó en el programa de
actividades del Congreso Masónico Inter-Antillano, celebrado en San Juan ese año.
La masonería continuó en progreso hasta que la guerra de Cuba en 1895 trajo como
consecuencia la vigilancia de las Logias en nuestra isla, teniendo que clausurarse la
mayor parte, y suspendiéndose hasta las reuniones de la Gran Logia que quedó en receso
hasta que se reinstaló en San Juan, bajo la Maestría de Palmer el 2 de Abril (sic) de 1899.
Desde esta fecha en adelante, la masonería en Puerto Rico ha ido de victoria en victoria,
merced a la libertad de que ha venido gozando y que le ha permitido ampliar su esfera de
acción y hace sentir su benéfico influjo en todas partes.11
Siguiendo con el recuento historiográfico, encontramos que, en 1944, Rodolfo Ramírez
Pabón (Gran Maestro de la GLSPR de 1929 a 1935) escribió un ensayo histórico que formo parte
de un libro sobre la masonería en el Hemisferio Occidental, publicado en 1953 por el historiador
masónico norteamericano Ray V. Denslow. En su relato, Ramírez Pabón evita el estilo épico de
otros historiadores de la masonería boricua, y ofrece información de trasfondo sobre el proceso
que no aparece explícitamente las referidas actas.
10
Cordero, Modesto, “Apuntes històricos de la masonería en Puerto Rico”, Junto al ara, Mayaguez, Tip.
Voz Escolar, circa 1919, Págs. 44-46. Este ensayo fue premiado con un Diploma de Honor en un certamen
celebrado por la GLSPR en 1914. Cordero lo incluyó en la obra citada, que es una antología de trabajos en verso y
prosa de su autoría.
11
Torres, José G., “Bosquejo històrico de la masonería en Puerto Rico”, Congreso Masónico InterAntillano, San Juan, Gran Logia Soberana de Puerto Rico, 1922, Pág. 236.