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donde “manipulan al estado, que desde lo político genera legislaciones que abiertamente favorecen a la economía capitalista” (Bonilla. 2014). Un ejemplo de esto es la resolución 970 establecida el 7 de marzo del 2010 en Colombia. Gracias a esta normativa aplicada, se ven beneficiadas multinacionales como Monsanto, que venden semillas transgénicas certificadas. Dentro de esta resolución se establece la ilegalidad de la reutilización de semillas. Cabe recalcar que detrás de este monopolio están solamente “diez empresas que controlan el 77% del mercado de semillas. De estas solo tres: Monsanto, Dupont y Syngenta, controlan 47% del mercado” (Jeria. 2014). El autor menciona que este ataque del estado hacia los agricultores se debe al poder que tienen estos frente a los recursos alimenticios del mundo. A partir de esto las transnacionales “aprovechan” la vulnerabilidad económica y social a la que los indígenas y campesinos están sujetos, para así beneficiarse económicamente de este mercado.
Gran parte de las repercusiones que traen los alimentos transgénicos recaen sobre la población. Las que tienen mayor impacto en el entorno rural son respaldadas por el estado, este mismo crea monopolios estableciendo o alterando leyes de la constitución que pretenden brindarle apoyo a las transnacionales que pretenden dominar la industria agropecuaria. Como consecuencia se crean monopolios que afectan directamente a los agricultores.
"Para el año 2009 se sembraron en Colombia, 18.874 hectáreas de cultivos GM de algodón, 16.793 hectáreas de cultivos GM de maíz". Chaparro (2011).
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¿Sabías Que?
Hay 148 millones de hectáreas de cultivos GM presentes en el mundo
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