LOS PELIGROS DE LA FRANQUEZA REPORTAJE_IMPRESO | Page 18

Esta resolución no causó ejecutoria y se aperc- ibió a la juez para ratificar el auto de formal prisión o dictar uno nuevo con carácter absolu- torio. En una nota para la Jornada de Oriente, su abogado, recalcó que “en la causa penal no hay elementos suficientes ni siquiera para emitir una responsabilidad administrativa en su contra, menos un delito”. Días después, el jueves 13 de abril, también se le otorgó el arraigo domiciliario. El Comité por la Liberación de Presos Políticos se manifestó pidiendo su libertad absoluta y dejando claro que, por las condiciones tanto de edad, como de salud, de Castillo Montemayor y Simitrio, el arraigo domiciliario era en realidad un derecho que les correspondía, no un acto de amabilidad. Después de una angustiosa espera, Cas- tillo Montemayor pudo regresar a su casa, aun- que permanece custodiado por policías estatales. Su caso sigue pendiente debido al recurso de revisión interpuesto por la Fiscalía en contra del amparo concedido. Sin embargo, podría obtener su libertad absoluta en un periodo de tres meses. 17 La muerte de un preso político es la indiferencia y el olvido La lluvia indicó que la visita llegaba a su fin. Castillo Montemayor, tranquilo, terminó su testimonio y nos acompañó por el sinuoso laberinto que daba hacia la salida. Mientras caminábamos, un interno nos seguía de cerca. Francisco hijo se nos acercó, y en voz baja co- mentó que ese hombre había amenazado a su padre: le dijo que lo habían mandado a advertirle que no dejara que lo transfirieran, ya que, al tener tantas visitas, es- taba resultando ser bastante redituable para ese sector del penal. Días después, ya habiendo sido transferido, se le acercaría nuevamente a Castillo Montemayor disculpándose y ofreciendo sus servicios de protección; otra de tantas historias de la cárcel. El ex-secretario se quedó en uno de los controles, entre agradecimientos y abrazos de la familia. La tarde seguía gris. Días después de la entrevista a su padre, me reuniría de nuevo con el hijo de Castillo Montemayor en un pequeño café. Por ese entonces, se acercaba la víspera de las audiencias para el amparo y la incidencia que permitiría el arraigo domiciliario. Habiendo interpuesto ambos, la familia se encontraba en espera: “al final, ya vemos la orilla. Es difícil, pero estamos en eso. Estamos luchando, no nos callamos, seguimos hablando [...] La muerte de un preso político es la in- diferencia y el olvido” expresó de manera contundente, mientras se acercaba el final de la entrevista.