Ma-ra-vi-llo-so.
Sú-per.
Ge-nial.
La luna estaba feliz pero Luna no entendía el motivo ya que era una simple casualidad llamarse de la misma forma.
“Hace millones de años que estaba esperando”, le dijo, “¿sabés para
qué? Para descansar. Solo quiero descansar” .
Luna prometió ayudar a la Luna a descansar, ella se encargaría de activar un sistema de alarmas a las estrellas para avisarles que, las noches que la Luna descansa, ellas deberán brillar un poco mas.
Luna se sintió tan feliz de poder ayudar que, de repente sonrió dormida, abrazó con fuerza su almohada y emprendió el viaje de regreso.
“Debo marcharme, señora Luna, pero las estrellas siempre la ayudarán”, dijo la niña montada en su navecita.
Esa mañana, cuando llegó a la escuela, tenía una gran aventura para contar a sus compañeros.