y sociedad, pero era todo así como que todo era posible.
Todo se veía posible, y era cosa de hacerlo no más, de
moverse, juntarse y qué sé yo. Se vivía de otra manera.
Nosotros estábamos viviendo este boom en Chile,
sin querer, pero era cierto, o sea porque aquí podíamos
hacer conciertos, era fácil porque éramos conocidos en
el medio. Íbamos al Teatro Caupolicán y Venturino, que
era el dueño en ese tiempo, sabía quienes éramos y nos
arrendaba y nos hacía un precio especial, nos trataba con
cierto cariño. Podíamos conseguir un teatro y hacer un
concierto en Santiago y había un público, teníamos un
público que además se había masificado con esta cuestión de estos temas famosos que nos habían dado esa
otra cosa, inesperada también. “Todos Juntos” vendió y
“Mira Niñita” después también. Entonces llegar a Argentina, donde no nos conocía nadie, y empezar de nuevo,
era todo un desafío que para nosotros no fue un bajón, al
contrario, era como que había que seguir, había que demostrar. Además nosotros teníamos mucha confianza en
nosotros mismos, sabíamos que lo que nosotros hacíamos era algo diferente, especial. Sabíamos que cuando
tocábamos la gente se sorprendía. Escuchaban algo que
nunca habían escuchado, y que les era familiar al mismo
tiempo. A los argentinos les pasaba lo mismo. En ese
tiempo nosotros teníamos “Corre que te pillo”, este malambo que lo habíamos hecho en Chile, pero llegábamos
allá y se lo tocábamos a los argentinos, un malambo con
guitarras eléctricas y batería, no lo podían creer. Entonces sentíamos que había todo un mundo por delante, un
trabajo a hacer que para nosotros era entretenido, era un
desafío que queríamos hacerlo. Argentina empezamos tal
como empezamos en Chile, de a poco. Un concierto en
Página anterior: Contraportada del disco “El
Indio”. Diseño original de René Olivares.