una sala de cien personas, después de trescientas. Y
así íbamos haciendo un público y empezaron a aparecer
comentarios en la prensa, que fue lo que más nos motivó
también, que eran comentarios súper bonitos, comentarios realmente profesionales, tratándonos como músicos
profesionales.
En Argentina nosotros empezamos mejor que acá.
Después veníamos y decían “mira, ellos vienen de Argentina”. Siempre esa cosa de aquí de Chile de lo extranjero,
de “aquí no puede pasar, aquí no puede haber, lo bueno
viene de afuera”. Ya nos metimos en Argentina y se nos
olvidó Chile.
Julio Anderson, Claudio, Eduardo, Gabriel y
Gato junto a los niños en Argentina. Fotografía
original de Aníbal Cicardi.
Eduardo: Nosotros ya nos cachábamos aquí, estábamos en una isla. Una cordillera que no nos deja ver más
allá, un mar, que sabemos que nos vamos a caer al mar, y
un desierto largo que mejor ni cruzarlo, entonces Santiago es como una isla, es como una isla en el Continente.
En cambio Buenos Aires no, en Buenos Aires confluyen
al delta tres ríos, que vienen del Amazonas, y entonces
uno comienza a recibir los aires más continentales. Ahí
es donde nos continentalizamos definitivamente, nos hacemos americanistas ciento por ciento y nos profesionalizamos ciento por ciento. Es primera vez, porque acá en
Chile no alcanzamos. Alcanzamos a hacer pocas cosas
en Chile, pero fue el comienzo, no alcanzamos a estar
mucho en Santiago, no alcanzamos a hacer muchas giras, no alcanzamos a hacer mucha música, porque quedó solamente “El Volantín” y “Todos Juntos”, sin embargo
Argentina representa el que ya empezamos a madurar.
Claudio: Cuando nos vamos a Argentina, y llegan los