por completo o acabársela, para estos jóvenes por su parte los padres se
convierten en unos aburridos ya que les llevaran la contraria en muchas
ocasiones en cuanto a permisos para paseos, fiestas, reunión con amig@s, les
criticaran su forma de vestir, de expresarse, pero los padres son los más
preocupados al ver en algunos casos que el joven o la joven no se dan cuenta
que muchas de sus negativas es por protegerlos de infinidad de cosas que
pueden ocurrirles. Por eso que yo siempre he dicho cosa difícil “que los hijos
entiendan que todo es por su bien” los sermones, los ejemplos a seguir y los
que no son a seguir, son para que sean conscientes en lo que pueden
convertir su vida, los padres nos enfrentamos a la perdida de nuestros
pequeños hijos ahora su cuerpo trasformado en adulto y su pensamiento
más decidido, sin embargo aun de forma diferente sigue siendo ese pequeño
que necesita el apoyo de sus padres para resolver dudas, calmar sus miedos,
resolver sus inquietudes, y de acompañar los afectivamente en su
crecimiento. Se preocupan por que todo lo que se le inculco, lo que se le dijo,
todo lo que se le aconseje lo ponga en práctica.
Y ahora el sexo es otra cosa, se los consume esa bendita curiosidad, Muchos
padres o adultos se sienten amenazados por el desarrollo sexual de los
adolescentes y quieren que sea un tabú para ellos, restringiéndoles la
información que sería valiosa para ellos, fingiendo que la sexualidad en
adolecentes no existe, pareciera que se les olvido que también pasaron por la
misma etapa, en vez de orientar guiar y de alguna manera comprender,
cierran posibilidad de confianza, comunicación real y afectiva que los
adolescentes necesitan en ese momento en el que comienzan a vivir nuevas
sensaciones. Por fortuna no todos los padres toman una actitud negativa
sobre la sexualidad juvenil, estos son liberales e igual se preocupan que sus
hijos adolescentes se vean atrapados en un embarazo involuntario porque
quizás no sepan utilizar eficaz mente el método anticonceptivo o puedan
contraer una enfermedad venérea.
Los hijos no son de nuestra propiedad ellos se irán un día. Y estamos
llamados a ayudarlos, a que crezcan en sus vidas como buenos ciudadanos,
como personas de bien, emprendedoras y exitosas. Esa es la misión que
reciben los padres cuando deciden o son sorprendidos con la noticia de que
ya se gesta una vida. Cumplirla puede ser difícil, pero la alegría de ver en el
reflejo de su hijo, en su forma de actuar, de ser todo lo inculcado, esa
satisfacción no tiene precio.