Los cuadernos G y H de Burdeos CUADERNOS G Y H BURDEOS REVISADO | Page 8
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En junio de 1824 nada más llegar a Burdeos, en la rue Vital Carles nº17, fue huésped de
Manuel Silvela que dirigía un internado allí existente en la calle Port Dijeux, en el centro de
la ciudad, y de su gran amigo Leandro Fernández Moratín que estaba allí alojado. Estu-
vo según el escritor dos días, pues su intención era ir a París. Y le recomienda, sin garantías
de éxito, que no pase el invierno en la capital francesa porque el clima le puede perjudi-
car. Más tarde se alojará en Le Cours Georges Clemenceau nº 38 entre 1824 y 1825, concen-
trándose en la pintura de miniaturas en márfil, género entonces muy en boga en la ciudad.
En septiembre de 1824, tras regresar de París donde estuvo el verano, residió en rue L’esprit des
lois, en el antiguo hotel “Les quatre parties du monde”. Frecuentaba la rue Saint Remy nº52 que
era la casa del negociante y banquero Jacques Galos y antiguo taller del impresor Cypriene
Galon. En Saint Remy 58, y en la imprenta allí instalada, estampó “Los toros de Burdeos” y un
realizó un retrato de su dueño Jacques Gaulon. En Cours de l’intendace 57, actual Instituto Cer-
vantes, tuvo su última residencia entre 1827-1828. Una vivienda del siglo XVIII. Aquí inició y
no terminó el retrato de Pío de Molina, vecino de la finca.
Moratín narraba al abate Melón (27 de julio de 1824), amigo común, la llegada del artista, “sordo,
viejo, torpe y débil, y sin saber una palabra de francés, y sin traer ni un criado (que nadir
más que él lo necesita) y tan contento y deseoso de ver mundo. Aquí estuvo tres días; dos
de ellos comió con nosotros en calidad de joven alumno: le he exhortado á que se vuelva
para Septiembre, y no se enlodacine en Paris y se deje sorprender por el invierno que
acabaria con él. Lleva una carta para que Arnao vea en dónde acomodarle, y tome con
él cuantas precauciones se necesitan, que son muchas, y la principal de ellas, á mi en-
tender, que no salga de casa sino en coche; pero no sé si él se prestará á esta condición.
Allá veremos si el tal viaje le deja vivo. Mucho sentiria que le sucediese algun trabajo...”
Viajará a París en los meses de verano y Moratín escribe a Melón el 8 de julio de 1824: ”Goya