Los cuadernos G y H de Burdeos CUADERNOS G Y H BURDEOS REVISADO | Page 6
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avance frente a otros huérfanos, son las razones de lo “menos malo” que se esgrimen en ocasiones.
Existían 24 molinos accionados por los flujos de las mareas del río Garona. Su puerto era un
lugar importante de gran actividad, donde grandes navíos de todas partes del mundo anclaban
en sus aguas anualmente, en número de más de doscientos. Era también el lugar de entrada
de ciertas drogas que se pusieron de moda entre ambientes aristocráticos. El opio, jugo de un
tipo de amapola, que adormece el dolor, produce júbilo, induce el sueño y reduce las aflicciones
tenía, junto a la coca traída de América, una de sus puertas de entrada a Europa en Burdeos.
Cruz y Bahamonde y Antonio Ponz describieron las numerosas tiendas y Alejandro Gál-
vez ensalzaba el bullicio que animaba los patios; otros viajeros hispanos como Peta-
no y Mazariegos ensalzaron el lujo de las tiendas bordelesas equiparables a las de París. (1)
Es a esa ciudad en plena ebullición a la que llega Goya. Allí se encuentra un nutrido grupo
de exiliados entre los que conocemos a su gran amigo Moratín, a Manuel Silvela, al chocola-
tero Braulio Poc, con tienda instalada en rue Huguerie 33 y en cuyo lugar solían reunirse los
exiliados que soñaban con conspirar frente a Fernando VII; también Juan Valdés, capitán del
Ejército, el vicealmirante de la Marina Salcedo; José de la Cruz, lugarteniente general; José
María Cardano que le había instruido en Madrid sobre la litografía aunque parece ser que vivía
en París; Pío Molina, concejal constitucional de Madrid; el pintor Antonio Brugada; el diputa-
do liberal Bernardino Amati; Juan Bautista Muguiro, banquero, Romualdo Yañez, comerciante.
(1)Viajeros españoles en Burdeos (1755-1845) Jean Sentaurens.