Los cuadernos G y H de Burdeos CUADERNOS G Y H BURDEOS REVISADO | Page 38

38 anterior a ella y con forma abierta, no cerrada. Es más, el signo que precede a la conjunción no parece ser un paréntesis sino un trazo caligráfico curvo que enlaza con la letra ”y”, de modo que no debería ser considerado signo independiente por lo que la leyenda original sería “El Cojo y Jorobado Bailarín). Tras este apunte del Museo del Prado nos encontramos con otro sorprendente dibujo que mues- tra, más allá del que pueda ser su título correcto, a dos personas bailando en un claro contraste entre la figura de la mujer joven con aspecto de jolgorio divertido a costa del acompañante, con un hombre jorobado que toca las castañuelas mientras baila. Es curiosa esa multiplicidad de situaciones e intereses que mueven a Goya. En un dibujo anterior acaba de mostrarnos un perro volando y un “animal” escribiendo-leyendo y a continuación nos vuelve a situar a ras de suelo con esta escena de costumbres. El dibujo como es ya habitual en él es de un vitalismo evocador de la alegría en el bailarín y la presencia fresca y lozana de la mujer que le acompaña como pareja de baile, que le hace burla con los dedos de su mano izquierda (aunque tal vez pudiera ser que sujete castañuelas lo que la convertiría en pareja de baile y la ironía se trasladaría nada más a la alegría de vivir del joro- bado). (aunque tal vez pudiera ser que sujete castañuelas lo que la convertiría en pareja de baile y la ironía se trasladaría nada más a la alegría de vivir del jorobado). La frescura de la escena entre la frescura-lozanía de la mujer y el jorobado de nuevo ponen en acción dos personajes que parecen contraponerse para introducir una sensación agridulce de cierto desasosiego Es también de destacar frente a una lectura más opaca cómo Goya está atento a todas las manifestaciones del ser entre las que está el vitalismo de la fiesta, de la diversión, la juerga, el cante y el baile, de todos ellos nos da constates muestras. Su edad no le cierra muros le refresca momentos. Cualquier manifestación de la vida está en su objetivo de cazador atento, tal como hacía en sus años jóvenes cuando le comentaba orgulloso a su amigo Zapater las piezas que había cazado. Ahora su escopeta dispara miradas que ven, situaciones que motivan, reflexiones que hermanan tiempo y vida, pasado y presente.