Los cuadernos G y H de Burdeos CUADERNOS G Y H BURDEOS REVISADO | Page 25
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te no sé por qué tenga que ser un sirviente, difiero de la interpretación de Manuela Mena.
Goya de nuevo provocándonos reflexiones abiertas y encontradas, pero ejecutadas con esa efi-
cacia y precisión del extraordinario dibujante que es. El asunto tratado aquí se relaciona con
el de otros dibujos en los que Goya satirizó a las órdenes religiosas, cuyos miembros veía como
holgazanes e inútiles para la sociedad, aun cuando aquí parece incidir más en la obligación por
parte de los estamentos jurídicos-militares y de los excesos que podrían llevarse a cabo cuando se
ejecutaran las órdenes de reclutamiento. En cualquier caso es un motivo que parece estar relacio-
nado directamente con los acontecimientos que suceden en su país y del ambiente que se respiraba
entre los exiliados que vivían en Burdeos.
El hecho de ser un dibujo realizado con lápiz litográfico le dota de una frescura en el trazo nueva
que no habíamos visto anteriormente cuando hacía las aguadas de otros álbumes. También debe-
mos señalar que no hay relación alguna aparente entre Se hace Militar, como primera escena de
esta serie, y los dibujos que le siguen inmediatamente, lo que refuerza la idea de que los sucesos de
España se vivían con intensidad entre los exiliados bordeleses. (7)
El número de los religiosos en España había sido muy elevado; por ejemplo, a fines del siglo XVIII
los franciscanos, a los que había protegido Carlos III después de expulsar a los jesuitas, ascendían
a 18.500, aunque la orden contaba en total por entonces con más de 34.000 miembros y, aunque
habían disminuido después de la exclaustración de Bonaparte, se habían recuperado para 1820.
El fraile de esta escena, ya de una cierta edad, se va a hacer militar por decisión propia, se-
gún parece indicar la frase de Goya, ayudado por el miliciano liberal. La exclaustración su-
puso un problema de reinserción para los religiosos y el artista parece expresar aquí que la
vida militar no le va a suponer al fraile un mayor esfuerzo y dedicación que su vida de ocio
dentro de la orden, como ha expresado vivamente con el gran sillón que sitúa a su espalda.