Había una vez un reino llamado Winterfel en el que la gente tenía caballos, vacas, ovejas, etc. En ese reino había un rey y una princesa. El rey se llamaba Apolo y la princesa se llamaba Luna. A la princesa desde pequeña le encantaban los cuentos fantásticos y todas las noches leía un cuento de esos.
Un día decidió salir del castillo e ir a pasear. Luego de un rato paseando se encontró en un valle y le encantó porque había un hermoso paisaje, era tranquilo y solamente se escuchaba el sonido de los pájaros cantando.
Luego de un rato Luna tuvo ganas de ir a pasear por las montañas y de pronto vio una ¡muy! grande sombra. Ella pensó que podría ser una vaca o un caballo que se había escapado del reino, pero lo que le parecía extraño era que la sombra era muy grande, sin embargo no dudó en ir a ver y cuando se acercó su sorpresa fue ¡tan grande! que no tuvo palabras para hablar. Después de unos segundos tuvo el coraje para reaccionar, se acercó al lugar y terminó de comprobar que lo que estaba ahí sentado era un gigante.