Lo que no sabias Lo que no sabías_TEASER | Page 14
Y pasaba toda la mañana cocinando al son de su voz melosa.
Con aquellos ojos acastañados tratando de imaginar el mar, ese
infinito saco de peces. Con su pensamiento poco verdadero,
perdido muy lejos de la orilla, o no sé muy bien dónde.
Mientras, yo observaba con interés todo lo que hacía y ju-
gaba con las piezas del Lego que mi padre me había traído de
Alemania. (Lo cuidaba como si fuera un tesoro.) La miraba de
reojo desde la mesa de la cocina, como si no me interesara. En
alguna ocasión, má horneaba la empanada fuera de casa. La
llevaba al horno de la panadería en una bandeja cubierta con un
paño de cuadros azules. Otras señoras de la villa también tenían
esa costumbre, tal vez el horno de leña cocinaba mejor. Era un
truco de expertos, decía má. Pero yo prefería que se quedara
siempre en casa y no se fuera a ningún sitio. Que continuase
con su cantar alegre «la de los ojos verdes», que tan bien me
sentaba escuchar de vez en cuando.
Eso sí, siempre cataba yo el primer trozo de la empanada.
Sabía a gloria bendita.
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