Lo que no sabias Lo que no sabías_TEASER | Page 12

ros, que caminaban con gesto cansado, despacio, y arrastrando los equipajes. Tenía la necesidad de cerciorarse, una vez más, de que no era el tiempo el que tenía la responsabilidad de la desgracia que le había acompañado siempre. Tampoco la dis- tancia tenía la culpa del desamor. Porque por muchos o pocos meses que pasaran separados, nunca surgía el deseo del reen- cuentro. El único culpable de lo que había ocurrido durante todos aquellos años, en caso de que hubiera alguno, era lo que le decía su corazón. Ahora ya no tenía dudas; jamás había sentido pasión, ni ga- nas, ni apenas sueños. Nunca había querido nada con él. Pero le había dado tantas vueltas y lo había intentado de nuevo en tantas ocasiones –por no echar a perder también la vida de los demás y hacerles daño–, que había perdido su existencia entera sin hacer casi nada de lo que había querido. Le había consumido todo el tiempo. Sí, puede que desde el primer momento tuviera la sensación de que no le quería y que esto no sería fácil de cambiar; pero no se había atrevido a dar el primer paso, a tomar decisiones e iniciar otro camino con la valentía que exige la soledad y las ha- bladurías. Así que dejó que la iniciativa la llevara el otro, incluso su propio destino. Y ella se calló, cerró los labios y optó para siempre por el silencio y la espera, por dejar que todo pasara por delante de sus miedos y tapar cada agujero del alma con una mentira. Decidió no contar nada y quedarse con todas las verdades escondidas. Eran, además, nuestras verdades. Má no dijo ni una palabra al regresar a casa de la estación. Debería de ser muy temprano, pero desde la cama pude escu- char cómo la llave giraba y abría la puerta. Pensé que podría haber ocurrido algo; llegaba sola. Sentí cómo la vida se rompía en pedazos sin apenas poder evitarlo. Sin embargo, tenía tanto frío y cobardía que lo único que hice fue tirar del embozo con 12