LLIU YAWAR / MAYO 2012 / AÑO I N° 01
suficiente llama, Baudouw dio la orden de
desatar al esclavo, azotarlo y enterrarlo,
vivo aún, en un foso.»
Otro de los relatos escritos por A. de
Kom son:
«La viuda Mauricius, una dama —si se
podría llamar dama— de la más alta sociedad Surinam, hizo atar a un árbol a una
vieja esclava y azotarla hasta ocasionarle
la muerte, ella misma explicó que lo había
hecho por un simple capricho, ya que experimentaba un gran deseo de ver sufrir a
la anciana nodriza. Varios de sus esclavos
habían corrido la misma suerte: incluso,
tres niños pequeños de su plantación eran
frecuentemente castigados en el “potro español”.
Cuando fue acusada ante la justicia
por los malos tratos, la viuda admitió los
hechos y respondió:
«Como se trata de bienes de mi propiedad,
por los cuales pagué con mi dinero puedo
destruirlos.»
Esto nos lleva a la reflexión y pensar
que tan cruel puede ser el ser humano contra otro de su misma especie. Las mujeres
esclavos debían servirles sexualmente a
los patrones y los niños que de esa unión
nacieron iban engrosar la riqueza del propietario. Siguiendo los relatos de A. de
Kom:
«El dueño de la plantación “Arendrust”
tuvo conocimiento que uno de sus esclavos
estaban enamorado de su esclava Betje, la
querida del amo. Mandó a azotar al esclavo, quemarlo por todo el cuerpo y luego
clavarlo en un cepo de madera. Cuando
el esclavo sucumbió a tales tormentos,
lo echaron a un pozo, cubriéndolo de cal
viva. Betje fue azotada hasta hacerla sangrar y sometida a quemaduras.»
Las mujeres más hermosas eran alquiladas por una cantidad de dinero que
debía ser entregada al patrón.
«Una vez que el barco arribaba a Surinam,
los esclavos eran bañados y a continuación embadurnados con manteca y aceite;
además se le cortaban el pelo dejándoles
en algunas partes largos o figuras como
estrellas, con el fin deponerlos en ridículo,
expuestos a la burla y la risa de los blancos, tan exquisitamente educados en aquellos tiempos.»
Estos relatos e historias pertenecen
al libro de A. de Kom “Nosotros, esclavos
de Surinam”, publicado en 1981 por ediciones Casa de las Américas.
Esta maldad de la conducta humana
continúa de forma solapada actualmente
como dije al principio. Es el caso del tráfico sexual de niñas vírgenes en Tailandia a
los turistas de occidente. Esta maldad seguirá siendo parte de nuestras preocupaciones mientras se incrementen nuestros
intereses materiales y no se desarrolla el
espíritu de lo verdaderamente humano.
En 1934, Antón De Kom, publica con censura, su libro “Wijslaven van Suriname”
(Nosotros, esclavos de Surinam), mientras
fue enviado a los Países Bajos, en calidad
de exiliado de su país natal. Dio charlas a
grupos de izquierda, principalmente comunistas, sobre colonialismo y discriminación
racial.
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