Hojas de otoño
Cuando en 1904 aparece Hojas
de otoño, publicado por la
Tipografía Nacional de
Honduras, el nombre de
Turcios no sólo era conocido
en Centromérica, sino también
en Hispanoamérica y en
España. Desde la dirección de
la Revista Nueva (1900-1903)
el poeta había establecido
contacto con los grandes
escritores modernistas y
había publicado trabajos de
ellos y de la moderna
literatura francesa que tanto
inquietaba a “los nuevos de
América” liderados por Rubén
Darío. Es más, es en la
Revista Nueva donde Turcios
da a conocer gran parte de
los cuentos de Hojas de
otoño, que aparecen bajo el
sugerente título de “Cuentos
crueles”, el mismo nombre con
el que el francés Villiers de
l’Isle Adam había bautizado
un conjunto de relatos en
1883.
Pero, ¿qué tienen de
“crueles” estos quince
cuentos que Turcios publica
en Hojas de otoño? Es
importante establecer que
desde finales del siglo XIX
el poeta se siente atraído
por una de las expresiones de
la literatura modernista que
Rubén Darío elogió en su
libro Los Raros (1893): el
decadentismo. Precisamente
Villiers de l’Isle Adam es
uno de los escritores
homenajeados por Darío en esa
galería de “raros”, aunque
Turcios, en un artículo del
libro Renglones (1899)
reclama al nicaragüense el no
haber incluido dentro de la
lista al gran decadente de la
literatura italiana: Gabriele
D’Annunzio, “il Magnífico”,
que para el hondureño siempre
fue el más grande escritor de
todos los tiempos.
Para entender el decadentismo
literario es necesario ubicar
esta corriente dentro de las
manifestaciones estéticas de
finales del siglo XIX. El
crítico Aníbal González
señala que uno de los rasgos
de la escritura modernista
fue el haber incorporado
algunos tópicos de la
literatura europea
finisecular, particularmente
tópicos del decadentismo,
entre los cuales pueden
señalarse: la mujer fatal, la
necrofilia, el incesto, el
dandy, el fetichismo y otros
.