Literatura del Siglo XX 1 | Page 4

El relato realista de la I Guerra Mundial en El fuego (1916) de Henri Barbusse inspiró Las cruces de madera (1919) de Roland Dorgelès, precursores de los libros antibélicos de finales de la década de 1920 que aparecen no sólo en Francia, sino también en Alemania, Inglaterra y Estados Unidos. El ensayista André Maurois escribió sobre la guerra en clave de humor en Los silencios del coronel Bramble (1918). Más tarde fue uno de los primeros en escribir biografías noveladas como Ariel, o la vida de Shelley (1923). La suave ironía con la que el cirujano Georges Duhamel trató el tema bélico en Vida de mártires (1917) le separó tanto de aquéllos que veían la guerra como una experiencia gloriosa como de los que sólo veían el horror. En sus últimas novelas Duhamel se convirtió en cronista de la Francia burguesa. Todos los horrores de la I Guerra Mundial aparecieron en toda su crudeza en El gran rebaño (1931) de Jean Giono, cuyas obras muestran un pacifismo militante y una antipatía por la hegemonía de las máquinas.

I GERRA MUNDIAL

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II GUERRA MUNDIAL

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La narrativa posterior a la II Guerra Mundial

Después de la II Guerra Mundial han aparecido pocas tendencias claramente distinguibles en la narrativa inglesa, al margen de los llamados “jóvenes airados” de las décadas de 1950 y 1960. Este grupo, que incluye a los novelistas Kingsley Amis, John Wain, Alan Sillitoe y John Braine, fustiga los valores caducos de la vieja Inglaterra. Iris Murdoch realizó un análisis cómico de la vida contemporánea en sus muchas novelas, como Bajo la red (1954), El príncipe negro (1973) o El buen aprendiz (1986).

“Ante Dios y el mundo, el más fuerte tiene el derecho de hacer prevalecer su voluntad”.

No se como será la tercera guerra mundial, sólo se que la cuarta será con piedras y lanzas.

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La desgracia de la guerra me enseñó el arte del silencio. Cuando mi cultura me ha devuelto por fin la palabra, he comprendido el sentido del camino que he recorrido.