Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 95

me refiero al polvo que Sapiens decidió echarme porque, aunque hubiera sido virtualmente, ya habíamos follado por Messenger. Me refiero al sexo telefónico o ese fantástico revolcón que, siguiendo las pautas de El MAESTRO, nos dimos aquella tarde, excitados, sin duda, no ya por el poder del anonimato sino por el poder de la erótica de la voz, con esos apasionantes susurros y jadeos telefónicos que todavía me ponen los pelos de punta... —He dicho que abras bien las piernas, zorra. —Pero... —No hay peros. Ahora mete un dedo en el coño junto con el panti. —¿Cómo? ¿Con el panti has dicho? —Sí, con el panti... ¡Mete el panti dentro de tu coño! Vamos: clava tu panti en el coño y mete un dedo como si quisieras romper el panti. ¡Hasta el fondo, perra! —Es que... —Es que, ¡nada! Haz que el panti roce las paredes de tu coño, haz que te acaricie la vagina con esa textura que tu coño desconoce. —Pero será muy áspero... —Ya lo sé. Túmbate, abre las piernas como una langosta y haz que tus rodillas toquen el colchón. Después, ¡mete otro dedo más! —No... —Obedece: podrás hacerlo si te dejas llevar y abres muy bien las piernas. ¡Hazlo! No dejes de follar tu coño con el panti. Haz que tu sexo se llene de panti. —He dicho que nooooooooooooooooooo. —¡Vamos, perra, vamos! ¡Es una orden! —Bufffffffff, AMOOOOOOOOOOOOOO. —¿Cómo tienes los pezones? —Me encantaría que los acariciases... —¿Cómo que acariciar? Agárrate los pezones y retuércelos mientras te sigues follando el coño con el panti. —....................................................... —¡Fóllate duro, puta! ¡Fóllate para tu AMO! Retuerce los pezones con fuerza. Imagina que mis manos quieren arrancar tus pezones...