Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 62

—¡STOP! Deja ya de intentar excitarme, Sapiens: ya no sé si meterme en la sala a decir gilipolleces, escribir mis memorias o hacerme una paja. —Hummmmmmm: ¡Qué bien suena lo de la paja! ¿Sueles hacértelas? —Sí, claro, ahora más dosis de morbo con el tema pajas. ¡Y una porra! Te encanta, ¿verdad, Sapiens? Te encanta haber agregado a tu Messenger a una novata del BDSM para ilustrarla poco a poco, hacerla despertar de su letargo, hacerle descubrir todas las mujeres que hay en ella, hacerle sentir lo que nunca antes había sentido, hacerle sacar la zorra que lleva dentro, hacerla vibrar ideando cosas y hasta que se masturbe pensando en ti. ¡Te encanta!, ¿eh? —¿Quién te lo ha dicho? —preguntó un divertido y expectante Sapiens. —Un pajarito. —¿Este pajarito que tengo ahora en la mano derecha? —Sapiens, te aseguro que si estuviera contigo no lo tendrías en la mano. —¿Ah no? ¿Y dónde estaría? —No lo sé. El Amo eres tú y además se supone que eres sapiens, ¿no? —¡Buena respuesta! Aprendes rápido, perrita, muy rápido... —¡GUAU! Ni te lo imaginas, Sapiens, ni te lo imaginas... Poco a poco, Sapiens fue sonsacándome información sobre mis apetencias eróticas, mis costumbres sexuales y otro tipo de detalles íntimos que, conscientemente y sin dejar de jugar, yo le revelaba a ese ser que me resultaba tan extraño y conocido a la vez. —¿Cómo te masturbas? ¿Te tocas sólo el clítoris o te gusta meterte los dedos? ¿Utilizas algún juguetito? —¿Qué? ¿Ya estamos indagando en cuestiones de amor propio? —¿Amor propio? —¡Claro! ¿Qué crees que es una paja, sino una cuestión de amor propio? —Jajajajajajaja. ¡Claro, amor propio! ¿Y qué me dices de tu amor propio? —¡Que estoy muda! —Bueno, cambio de tema porque sé que algún día me lo contarás y hasta me lo mostrarás. —Si te refieres a la cam, ¡olvídalo! No encuentro nada más patético que