Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 27

Sin salir del grupo cachondos, me permití la chulería de distinguir entre los que entraban en la sala sólo para reír o hacer reír con las conversaciones picantes, de los que eran divertidos, sin más. Creo que entre medias de este caos lingüístico, cibernético y tragicómico, y dejando al margen a OTEÍLLO, TEATOCONMEDIAS y VERGON-ZOSO, las mayores alegrías me las despertaron los que de por sí eran divertidos, sin necesidad de echar mano del recurso fácil del insulto o la pillería erótica. Porque en tanto que la mayoría se debatía entre látigos, torturas y cueros, ALBAÑIL, sin ir más lejos, no tenía reparos en entrar en una sala sadomasoquista de internet para hablar de fútbol y comentar los últimos penaltis y goles de los partidos del domingo. No era difícil cogerle cariño a este especial maestro de la construcción si, además de sus goles autistas, nos hacía reír cuando por fin se atrevía a escribir su coletilla de siempre: ¿Hay aquí alguna mujer que me quiera poner un pisooooooooooooo? Claro que, si de cachondos se trataba, POLICEMEN no se quedaba atrás. Sobre todo cuando se levantaba especialmente divertido y se recreaba escribiendo aquellas frases que siempre me parecieron apoteósicas: Quietooossssssssss todosssssssssss, sádicos contra la pared, poned las manos atrás y tirad el armaaaaaaa-duraaaaaaa. Y vosotras, sumisas, me tenéis can-SADO, muy can-SADO, ¿habéis oído? ¡Can-SADO! Se acabó. ¡A por las esposas! Inevitable vibrar. Inevitable el juego. Inevitable la risa. Inevitable engancharme a estas clases gratuitas de risoterapia. Inevitable utilizar el ordenador del trabajo para chatear. Inevitable estar deseando acudir a casa por la tarde para seguir haciéndolo. Inevitable quedar algún día con Pedro y, por la noche, como una drogadicta que no puede pasar sin su dosis, tener la desfachatez de utilizar su ordenador ¡mientras él hacía la cena! Inevitable atreverme a poner la excusa de trabajos que necesitaba terminar para que Pedro se marchase tranquilo a la cama sin mí. Inevitable, en fin, que me pusiera nerviosa y se apoderaran de mí actitudes y ansiedades tipo mono cada vez que se iba la luz o cuando daba problemas el ADSL del ordenador de turno, y en el PC, en lo mejor de las charlas con algún usuario de la sala de Amos y sumisas, leía en mayúsculas HAS SIDO DESCONECTADO DEL SERVIDOR. En otro orden de cosas, fue también inevitable analizar la otra cara de la moneda, es decir, el lado serio del chat o aquellas proposiciones virtuales que pretendían ser reales y que, todavía en la fase de luna nueva, no podía admitir mi imaginación juguetona, aunque sí pude deducir que muchas de las proposiciones virtuales que buscaban encuentros reales venían del grupo de los solitarios porque, además de chatear con ánimo de pasar un rato entretenido, parecían albergar la esperanza de poder encontrar a alguien para, en terminol