Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 192
Deseo agradecer, de todo corazón, primero a los Premios Literarios Ciudad de
Irún 2006, y después a la Editorial Suma de Letras, la apuesta por La sumisa
insumisa o para mí, como perfectamente entenderá cualquier escritor, un auténtico
regalo de las musas que me ha permitido adentrarme espiritual, anímica,
psicológica y, sobre todo, literariamente en un mundo repleto de matices.
Sin duda, también en las realidades más difíciles y a veces hasta oscuras para
muchos pueden encontrarse la belleza, porque la belleza no depende de lo que se
mira, sino de la actitud inocente de los ojos que miran, quizás porque como indica
un antiguo refrán: Nada es verdad. Nada es mentira: todo depende del color del cristal con
que se mira.
Por otro lado, la profundidad, dificultad, supuesta oscuridad y hasta negación de
esas realidades no va a hacer que desaparezcan, y es un fascinante reto sacarlas a la
luz, mostrarlas al lector y, sin juzgarlas, intentar entenderlas hasta el punto de
poder desarrollar el corazón y la mente de sus personajes. ¡Cualquier excusa es
buena para realizar un viaje profundo por los distintos rincones del alma humana!
Hay miles de pruebas de que, aunque muchas veces nos neguemos a verlas, estas
realidades existen. Primero, su propia existencia en sí. Segundo, su carácter
milenario que, en mi opinión, debe hacernos pensar en la razón de que ciertas
prácticas se mantengan latentes durante siglos. Tercero, porque ahora, en el siglo
XXI, han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y gozan de un buen número de
páginas en Internet.
Por esta razón, también deseo agradecer desde aquí las maravillosas referencias
que he encontrado en trabajos tan clásicos como, por ejemplo, la peculiar y extensa
literatura del marqués de Sade, pasando por publicaciones relativamente recientes,
como Once Minutos de Paulo Coelho, así como novelas eróticas varias y los ya
clásicos Cuentos eróticos de verano de Tusquets Editores, especialmente Mó y yo, de
Juan Abreu.
Pero sería injusto por mi parte no agradecer y reconocer que, tanto para la
inspiración como para la documentación de La sumisa insumisa, me he nutrido
fundamentalmente de la fantástica biblioteca erótica y sadomasoquista que
proporciona la red. Desde la antigua y ya inexistente sala de Amos y sumisas del