Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 118
conducirme a ese misticismo.
La palabra compensación me atormentó y me llevó a cuestionarme otra vez si
SAPIENS u otros AMOS curaban complejos o equilibraban una baja autoestima a
fuerza de dominación, control y posesión. Y más preguntas: ¿los hombres con
complejo de polla pequeña utilizarán coches o motos estrambóticas y cada vez más
llamativas y grandes según esa relación inversamente proporcional al tamaño de
su miembro? ¿Los más agresivos, gritones y maleducados tendrían problemas
relacionados con este escabrosillo asunto? Y los AMOS muy pegones, ¿eran así
porque tenían una polla enana?
Abandoné estas cuestiones absurdas, no sin antes detenerme en un breve
intento de análisis de la psicología de una sumisa y, al contrario que en el caso del
AMO, también pensé en su soledad anímica o en la posible prepotencia de una
esclava que, para equilibrar su personalidad, necesita liberar esa culpa inconsciente
a costa de ser humillada. En fin, creo que fue inevitable intentar zanjar este asunto
a través de tres conclusiones. Primera: el gilipollas de mi jefe, con su prepotencia,
su comportamiento ególatra y narcisista, su endogamia, sus voces y sus
humillaciones a la mayoría de los trabajadores de la editorial necesitaría varios
AMOS y AMAS para que le bajaran sus humos. Segunda: ¡lo que darían en la
editorial por verlo desnudo y a merced del látigo, los tacones de aguja y el cuero de
una auténtica Dominatrix! Buff, ¡qué personaje tan fascinante el de una Dominatrix!
Conclusión maestra (y fuera bromas): quien ha sido prepotente necesitará
compensar su prepotencia y su ego con humillación, en tanto que quien se siente
humillado pedirá a gritos dominación.
¿Y yo?, me pregunté. ¿Quién soy yo? ¿Cómo soy? O mejor dicho, ¿cómo he sido
realmente? Después de mucho pensar, mi particular moraleja me dejó algo más
que perpleja: la prepotencia medio inocente, pero no por ello menos dañina, que
derramé sobre Sapiens al jugar con el BDSM fue la que me ll