Literatura BDSM La Atadura ( Vanessa Duriés ) | Page 38
38
8 - El hechizo del sótano
Aquella noche nos habían invitado a casa de un viejo amigo. Yo aún no lo conocía,
pero intuía que Pierre sentía por ese hombre algo muy especial. Sólo sabía que Pierre
quería mantener cierto misterio en torno a este encuentro con un amo harto conocido en
el ambiente sadomaso, ya mis ojos eso bastaba para exacerbar mi curiosidad, a la vez
que esperaba sacar mucho provecho de esta futura relación.
Ese hombre se llama Didier, y su mujer, Fiona. Había tenido ocasión de ver fotos de
ella y la encontraba muy guapa.
Llegamos a Gaillac un sábado por la no- che. Pierre me había descrito a Didier como
un ser muy perverso que, sin embargo, sabía conciliar la amabilidad y la severidad en
las sesiones de dominación. La primera impresión que tuve de él fue extraña: me
desconcertaron por completo su rostro jovial, de rasgos infantiles, y la cordialidad con
que nos acogió.
Cuando entramos en el salón, descubrí que era un hombre exquisito. Mientras lo oía
hablar, seducida por su encanto, intuí que iba a gustarme. Pero no había acudido para
que me sedujeran, sino para que él me sometiese y me adiestrara. A pesar de fa simpatía
y de la dulzura que emanaba Didier, me quedé en silencio, paralizada por la aprensión.
Me atrincheré en el mutismo, el único refugio que me protegía de las torpezas
propicia-das por mi falta de seguridad.
Fiona no había llegado todavía. Yo la esperaba con impaciencia, pues la presencia de
mujeres siempre me infunde confianza.
El Amo Didier me atrajo hacia sí y me condujo hacia el sótano. Pierre nos seguía en
silencio por el estrecho pasadizo por el que se accedía al sótano, como sucede en las