Literatura BDSM La Atadura ( Vanessa Duriés ) | Page 30
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6 - Fantasías escritas con tinta
Al día siguiente regresamos a casa de nuestros amigos, donde me aguardaban nuevas
pruebas. Hacia el final de la tarde, mientras esperábamos a que llegase cierta pareja, me
prepararon. Me habían informado de que Clotilde era dominadora y que vendría
acompañada por Vincent, su esclavo habitual. Como se había decidido que yo no los
viera, me arrastraron a un sótano que aun no conocía. Fue Pierre quien eligió mi
indumentaria: llevaba medias de rejilla, una faldita plisada que dejaba entrever el bajo
vientre y una blusa negra transparente que apenas ocultaba un corsé negro de cuero
engastado de cadenas.
La voz del Amo Julien retumbó de improviso: «Os presento a Laïka, la esclava de
Pierre. Ha venido aquí para ser adiestrada y convertirse en una esclava obediente».
Pierre me vendó los ojos para que no pudiera ver a los invitados que bajaban al sótano.
Alguien me pidió que me diera la vuelta para enseñar el culo y yo obedecí, no sin
mostrar cierta complacencia. Se me ordenó que me acercara a un invitado que deseaba
tocarme y di algunos pasos a ciegas en la dirección que me habían indicado. Me
estremecí al notar que unas manos heladas me tocaban la piel. Este primer contacto me
había sorprendido, pero me entregué con docilidad a las caricias cada vez más
insidiosas, que no tardaron en resultarme agradables.
Me comunicaron que habían acudido varias personas con el propósito de asistir a mi
sometimiento, y que cada una de ellas me daría diez latigazos. Para encajar esta
prueba, me concentré en el esfuerzo de voluntad que sin duda exigiría de mí. El
adiestramiento en el dolor no es, al fin y al cabo, más que un entrenamiento deportivo
como otro cualquiera: no cuesta tanto conseguir que retrocedan los límites. Experiencia
tras experiencia, se aprende a soportar durante un poco más de tiempo la sensación de
dolor y uno acaba por acostumbrarse a ella, máxime si, como me sucede a mí, el dolor le
procura una intensa excitación y un placer fuera de lo común.