Literatura BDSM Justine o Los Infortunios de La Virtud (Sade) | Page 69

—¡Pues bien! Te juro por lo más sagrado, por el Dios que me anima y al que únicamente adoro..., te prometo que o moriré en el empeño, o destruiré a estos infames; ¿me prometes tú otro tanto? —¿Lo dudas? —me contestó Omphale—, pero puedes estar segura de la inutilidad de tus promesas. Otras más indignadas que tú, más firmes, mejor preparadas, amigas perfectas, en una palabra, que habrían dado su sangre por nosotras, han faltado a los mismos juramentos. Permíteme pues, querida Thérèse, permite a mi cruel experiencia que considere los nuestros como inútiles, y que no cuente con ellos. —¿Y los monjes —dije a mi compañera— también cambian, llegan a menudo otros nuevos? —No —me contestó—. Hace diez años que Antonin está aquí, Clément lleva dieciocho viviendo, Jérôme está aquí desde hace treinta, y Severino desde hace veinticinco. Este superior, nacido en Italia, es pariente próximo del Papa, con el que mantiene muy buenas relaciones, y sólo desde que él está aquí los supuestos milagros de la Virgen aseguran la reputación del convento e impiden a los maldicientes examinar desde demasiado cerca lo que ocurre aquí; pero la casa ya estaba montada como la ves, cuando él llegó. Hace más de cien años que subsiste igual y todos los superiores que han venido han conservado un orden tan ventajoso para sus placeres. Severino, el hombre más libertino de su siglo, se hizo instalar aquí para llevar una vida acorde con sus gustos. Su intención es