Literatura BDSM El Límite de La Tentación ( Eve Berlin ) | Page 110

—¿Cuándo quieres que sigamos? Él se encogió de hombros. —Cuando quieras. —¿Mañana? No, mañana tengo que ir a la prueba del vestido. Y el miércoles, Dylan y yo nos vamos a un balneario y luego cenamos con las chicas. ¿Qué te parece el jueves? Greyson y yo hemos quedado con el contratista que él conoce para hablar de la remodelación en el estudio, pero después estaré libre. ¿Tienes algo que hacer tú? —Trabajo por contrato de obra y servicio y de momento no tengo ningún proyecto grande. Nos vemos el jueves, pues. A ella le gustaba que pudieran hacer planes, aunque fueran terminarle el tatuaje. Aunque eso fuera dentro de tres días. Era bonito no dejar las cosas completamente abiertas, que era lo que ella solía hacer. Generalmente andaba demasiado ocupada para ceñirse a ningún plan con un hombre. Y, sinceramente, tampoco había conocido a nadie con el que quisiera pasar tanto tiempo. Cogió la copa y dio un pequeño sorbo para aliviar un poco ese extraño nudo que empezaba a notarse en la garganta. «No quiere decir nada.» ¿Entonces se gustaban mutuamente? ¿Y qué? El momento en que decidieran cortar esto por lo sano, fuera cuando fuera, sería duro. De eso la protegía siempre el estar ocupada y trabajar tanto. Le dio otro buen trago al vino y asintió cuando Connor se ofreció a llenarle la copa. Cada vez le gustaba más. Disfrutaba de la conversación, de la charla, tanto como del sexo. Bueno, casi tanto. Porque el sexo era extraordinario, de infarto. Si pudiera centrarse solamente en eso, todo sería fantástico. Después de cenar subieron al Hummer de Connor, quien condujo hasta su casa. Estuvieron hablando durante todo el trayecto y también mientras subían las escaleras. La velada había transcurrido a un ritmo más relajado porque ya se habían aliviado antes de cenar, por decirlo de algún modo. Sin embargo, ahora que iban a estar solos tenía muchísimas ganas de él. Todo el cuerpo empezó a arderle del deseo en cuanto él cerró la puerta. Le cogió el abrigo y lo sujetó con una mano mientras se quitaba el suyo. Connor asintió. —Desnúdate. —¿Qué? —Se rio. Eso l HX