Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 68
—¿Sabes cuánto significas para mí? —me jadea otra vez al oído.
—No —digo sin aliento.
Él sonríe de nuevo pegado a mi cuello, me rodea la barbilla y el cuello con
los dedos, y me retiene con fuerza durante un momento.
—Sí, lo sabes. No te dejaré marchar.
Gruño cuando él incrementa el ritmo.
—Eres mía, Anastasia.
—Sí, tuya —jadeo.
—Yo cuido de lo que es mío —sisea, y me muerde la oreja.
Grito.
—Eso es, nena, quiero oírte.
Me pasa una mano por la cintura mientras con la otra me sujeta la cadera y
me penetra con más fuerza, obligándome a gritar otra vez. Y empieza su ritmo de
castigo. Se le acelera la respiración, es más brusca, entrecortada, acompasada con la
mía. Siento en las entrañas esa sensación apremiante y familiar. ¡Otra vez!
Solo soy sensaciones. Esto es lo que él me provoca: toma mi cuerpo y lo
posee totalmente, de modo que solo puedo pensar en él. Su magia es poderosa,
arrebatadora. Yo soy una mariposa presa en su red, sin capacidad ni ganas de escapar.
Soy suya… absolutamente suya.
—Vamos, nena —gruñe entre dientes cuando llega el momento y, como la
aprendiza de brujo que soy, me libero y nos dejamos ir juntos.
Estoy acurrucada en sus brazos sobre sábanas pegajosas. Él tiene la frente
pegada a mi espalda y la nariz hundida en mi pelo.
—Lo que siento por ti me asusta —susurro.
—A mí también —dice en voz baja y sin moverse.
—¿Y si me dejas?
Es una idea terrorífica.
—No me voy a ir a ninguna parte. No creo que nunca me canse de ti,
Anastasia.
Me doy la vuelta y le miro. Tiene una expresión seria, sincera. Me inclino y
le beso con cariño. Él sonríe y extiende la mano para recogerme el pelo detrás de la
oreja.
—Nunca había sentido lo que sentí cuando te fuiste, Anastasia. Removería
cielo y tierra para no volver a sentirme así.
Suena muy triste, abrumado incluso.
Vuelvo a besarle. Quiero animarnos de algún modo, pero Christian lo hace
por mí.
—¿Vendrás mañana a la fiesta de verano de mi padre? Es una velada
benéfica anual. Yo dije que iría.
Sonrío, con repentina timidez.