Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 46
—¿Cómo te ha ido tu primera semana? —pregunta.
—Bien, gracias. Todo el mundo ha sido muy amable.
—Hoy se te ve mucho más contenta.
—Es viernes —balbuceo enseguida—. ¿Y tú, tienes planes para el fin de
semana?
Mi táctica de distracción patentada funciona, estoy salvada. Resulta que
Claire tiene seis hermanos y se va a Tacoma a una gran reunión familiar. Se muestra
bastante locuaz y me doy cuenta de que no he hablado con ninguna mujer de mi edad
desde que Kate se fue a Barbados.
Con aire distraído, me pregunto cómo estará Kate… y Elliot. Tengo que
acordarme de preguntarle a Christian si ha sabido algo de ellos. Ah, y Ethan, el
hermano de Kate, volverá el martes que viene, y se instalará en nuestro apartamento.
No creo que a Christian le guste demasiado eso. Mi encuentro de antes con la extraña
Chica Fantasma va desapareciendo de mi mente.
Mientras charlo con Claire, Elizabeth me pasa otra cerveza.
—Gracias —le sonrío.
Resulta muy fácil charlar con Claire —se nota que le gusta hablar—, y me
bebo una tercera cerveza sin darme cuenta, cortesía de uno de los chicos de
contabilidad.
Cuando Elizabeth y Courtney se van, Jack se viene con Claire y conmigo.
¿Dónde está Christian? Uno de los tipos de contabilidad se pone a hablar con Claire.
—Ana, ¿crees que tomaste una buena decisión viniendo a trabajar con
nosotros?
Jack habla en un tono suave y está un poco demasiado cerca. Pero he notado
que tiene tendencia a hacer eso con todo el mundo, incluso en la oficina.
—Esta semana he estado muy a gusto, gracias, Jack. Sí, creo que tomé la
decisión correcta.
—Eres una chica muy lista, Ana. Llegarás lejos.
Me ruborizo.
—Gracias —mascullo, porque no sé qué más decir.
—¿Vives lejos?
—En el barrio de Pike Market.
—No muy lejos de mi casa. —Sonriendo, se acerca aún más y se apoya en
la barra, casi acorralándome—. ¿Tienes planes este fin de semana?
—Bueno… eh…
Le siento antes de verle. Es como si todo mi cuerpo estuviera sintonizado
con el hecho de su presencia. Se relaja y se despierta a la vez, una dualidad interior y
rara… y noto esa extraña corriente eléctrica.
Christian me pasa el brazo alrededor del hombro como una muestra de
afecto aparentemente relajada, pero yo sé que no es así. Está reclamando un derecho, y