Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 320

puedo o no puedo ver a José. ¿No lo entiendes? Christian me mira fijamente, creo que perplejo. Oh, ¿qué estará pensando? —Puede dormir aquí, supongo —musita—. Así podré vigilarle —comenta en tono hosco. ¡Aleluya! —¡Gracias! ¿Sabes?, si yo también voy a vivir aquí… —Me fallan las palabras. Christian asiente. Sabe qué intento decirle—. Aquí no es que falte espacio precisamente… —digo con una sonrisita irónica. En sus labios se dibuja lentamente una sonrisa. —¿Se está riendo de mí, señorita Steele? —Desde luego, señor Grey. Me pongo de pie por si empieza a calentársele la mano, recojo los platos y los meto en el lavavajillas. —Ya lo hará Gail. —Lo estoy haciendo yo. Me enderezo y le miro. Él me observa intensamente. —Tengo que trabajar un rato —dice como disculpándose. —Muy bien. Ya encontraré algo que hacer. —Ven aquí —ordena, pero su voz es suave y seductora y sus ojos apasionados. Yo no dudo en caminar hacia él y rodearle el cuello. Él permanece sentado en el taburete. Me envuelve entre sus brazos, me estrecha contra él y simplemente me abraza. —¿Estás bien? —susurra junto a mi cabello. —¿Bien? —¿Después de lo que ha pasado con ese cabrón? ¿Después de lo que ocurrió ayer? —añade en voz baja y muy seria. Yo miro al fondo de sus ojos, oscuros, graves. ¿Estoy bien? —Sí —susurro. Me abraza más fuerte, y me siento segura, apreciada y amada, todo a la vez. Es maravilloso. Cierro los ojos, y disfruto de la sensación de estar en sus brazos. Amo a este hombre. Amo su aroma embriagador, su fuerza, sus maneras volubles… mi Cincuenta. —No discutamos —murmura. Me besa el pelo e inspira profundamente—. Hueles divinamente, como siempre, Ana. —Tú también —susurro, y le beso el cuello. Me suelta, demasiado pronto. —Terminaré en un par de horas. *** Deambulo indolentemente por el piso. Christian sigue trabajando. Me he