Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 289
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Eh… —dice Christian con ternura, y me abraza—. Por favor, Ana, no
llores, por favor —suplica.
Está en el suelo del baño, y yo en su regazo. Le rodeo con los brazos y lloro
pegada a su cuello. Él susurra bajito junto a mi pelo y me acaricia suavemente la
espalda, la cabeza.
—Lo siento, cariño —murmura.
Finalmente, cuando ya no me quedan lágrimas, Christian se levanta
cogiéndome en brazos, me lleva a su habitación y me tumba sobre la cama. Al cabo de
unos segundos le tengo a mi lado y las luces están apagadas. Me rodea entre sus brazos
y me abraza fuerte, y por fin me sumo en un sueño oscuro y agitado.
***
Me despierto de golpe. Tengo la cabeza embotada y demasiado calor.
Christian está aferrado a mí como la hiedra. Gruñe suavemente en sueños mientras me
libero de sus brazos, pero no se despierta. Me incorporo y echo un vistazo al
despertador. Son las tres de la madrugada. Necesito un analgésico y beber algo. Saco
las piernas de la cama y me dirijo a la cocina.
Encuentro un envase de zumo de naranja en la nevera y me sirvo un vaso.
Mmm… está delicioso, y el embotamiento mental desaparece al instante. Rebusco en
los cajones algún calmante y al final doy con una caja de plástico llena de
medicamentos. Me tomo dos analgésicos y me sirvo otro vaso de zumo de naranja.
Me acerco a la enorme pared acristalada y contemplo cómo duerme Seattle.
Las luces brillan y parpadean a los pies del castillo de Christian en el cielo, ¿o debería
decir fortaleza? Presiono la frente contra el frío cristal, y siento cierto alivio. Tengo
tanto en lo que pensar después de todas las revelaciones de ayer. Apoyo la espalda en
el vidrio y me deslizo hasta el suelo. El salón en penumbra se ve inmenso y tenebroso,
con la única luz procedente de las tres lámparas suspendidas sobre la isla de la cocina.
¿Podría vivir aquí, casada con Christian? ¿Después de todo lo que él ha
hecho entre estas paredes? ¿Con toda esa carga de su pasado que alberga este lugar?
Matrimonio… Resulta