Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 279
talones, temiendo lo que veré en su rostro. Él ha cerrado los ojos con firmeza, pero no
se ha movido.
—Otra vez —susurra, y me inclino nuevamente sobre su torso, esta vez
para besarle una de las cicatrices.
Jadea, y le beso otra, y otra. Gruñe con fuerza, y de pronto sus brazos me
rodean y me agarra el pelo, y me levanta la cabeza con mucha brusquedad hasta que
mis labios se unen a su boca insistente. Y nos besamos, y yo enredo los dedos en su
cabello.
—Oh, Ana —suspira, y se inclina y me tumba en el suelo, y ahora