Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 272

—Ya está aquí —espeta. Se da la vuelta para mirarme y cuelga el teléfono —. ¿Dónde coño estabas? —gruñe, pero no se acerca. ¿Está enfadado conmigo? ¿Él es el que acaba de pasar Dios sabe cuánto tiempo con su ex novia lunática, y está enfadado conmigo? —¿Has estado bebiendo? —pregunta, consternado. —Un poco. No creía que fuera tan obvio. Gime y se pasa la mano por el pelo. —Te dije que volvieras aquí —dice en voz baja, amenazante—. Son las diez y cuarto. Estaba preocupado por ti. —Fui a tomar una copa, o tres, con Ethan, mientras tú atendías a tu ex —le digo entre dientes—. No sabía cuánto tiempo ibas a estar… con ella. Entorna los ojos y da unos cuantos pasos hacia mí, pero se detiene. —¿Por qué lo dices en ese tono? Me encojo de hombros y me miro los dedos. —Ana, ¿qué pasa? Y por primera vez detecto en su voz algo distinto a la ira. ¿Qué es? ¿Miedo? Trago saliva, intentando decidir qué decir. —¿Dónde está Leila? Alzo la mirada hacia él. —En un hospital psiquiátrico de Fremont —dice con expresión escrutadora —. Ana, ¿qué pasa? —Se acerca hasta situarse justo delante de mí—. ¿Cuál es el problema? —musita. Niego con la cabeza. —Yo no soy buena para ti. —¿Qué? —murmura, y abre los ojos, alarmado—. ¿Por qué piensas eso? ¿Cómo puedes pensar eso? —Yo no puedo ser todo lo que tú necesitas. —Tú eres todo lo que necesito. —Solo verte con ella… —se me quiebra la voz. —¿Por qué me haces esto? Esto no tiene que ver contigo, Ana. Sino con ella. —Inspira profundamente, y vuelve a pasarse la mano por el pelo—. Ahora mismo es una chica muy enferma. —Pero yo lo sentí… lo que teníais juntos. —¿Qué? No. Intenta tocarme y yo retrocedo instintivamente. Deja caer la mano y se me queda mirando. Se le ve atenazado por el pánico. —¿Vas a marcharte? —murmura con los ojos muy abiertos por el miedo. Yo no digo nada mientras intento reordenar el caos de mi mente.