Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 235
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—Hablaste con ella hoy? —le pregunto a Christian mientras esperamos la
llegada de la señora Robinson.
—Sí.
—¿Qué le dijiste?
—Le dije que tú no querías verla, y que yo entendía perfectamente tus
motivos. También le dije que no me gustaba que actuara a mis espaldas.
Tiene una mirada inexpresiva que no trasluce nada.
Ay, Dios.
—¿Y ella qué dijo?
—Eludió la responsabilidad como solo ella sabe hacerlo.
Hace una mueca con los labios.
—¿Para qué crees que ha venido?
—No tengo ni idea —responde Christian, encogiéndose de hombros.
Taylor vuelve a entrar en el salón.
—La señora Lincoln —anuncia.
Y ahí está… ¿Por qué ha de ser tan endiabladamente atractiva? Va toda
vestida de negro: vaqueros ajustados, una blusa que realza su silueta perfecta, y el
cabello brillante y sedoso como un halo.
Christian me atrae hacia él.
—Elena —dice, y parece confuso.
Ella me mira estupefacta y se queda paralizada. Le cuesta recuperar la voz
y parpadea.
—Lo siento. No sabía que estabas acompañado, Christian. Es lunes —dice
como si eso explicara su presencia aquí.
—Novia —responde Christian a modo de explicación, mientras ladea la
cabeza y le dedica una sonrisa fría.
En la cara de ella aparece lentamente un gesto de inmensa satisfacción.
Todo resulta muy desconcertante.
—Claro. Hola, Anastasia. No sabía que estabas aquí. Sé que no quieres
hablar conmigo, y lo entiendo.
—¿Ah, sí? —respondo en voz baja, y la miro a la cara de un modo que nos
sorprende a ambas.
Ella frunce levemente el ceño y avanza un paso más para entrar en la
habitación.
—Sí, he captado el mensaje. No he venido a verte a ti. Como he dicho,