Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 216

—Solo hasta la puerta. —Sí. Solo hasta la puerta. —Christian pone los ojos en blanco—. Pero ve con cuidado. Yo echo un vistazo alrededor y atisbo a Taylor en la puerta de entrada. Christian se pone de pie, me coge la barbilla y me besa. —Hasta luego, nena. —Que tengas un buen día en la oficina, cariño —digo a sus espaldas. Él se vuelve, me deslumbra con su maravillosa sonrisa, y luego se va. La señora Jones me ofrece una taza de té, y de golpe me siento incómoda por estar aquí las dos solas. —¿Cuánto hace que trabaja para Christian? —pregunto, pensando que debo darle conversación. —Unos cuatro años —contesta amablemente, y empieza a prepararme la bolsa del almuerzo. —¿Sabe?, puedo hacerlo yo… —musito, avergonzada de que tenga que hacer esto para mí. —Usted cómase el desayuno, Ana. Este es mi trabajo, y me gusta. Es agradable ocuparse de alguien aparte del señor Taylor y el señor Grey. Y me dedica una mirada llena de dulzura. Mis mejillas enrojecen de placer, y siento ganas de acribillar a preguntas a esta mujer. Debe de saber tanto sobre Cincuenta… Sin embargo, a pesar de su actitud amable y cordial, también es muy profesional. Sé que si empiezo a interrogarla, solo conseguiré incomodarnos a las dos, de manera que termino de desayunar en un confortable silencio, interrumpido únicamente por sus preguntas sobre mis preferencias gastronómicas. Veinticinco minutos después, Sawyer aparece en la entrada del salón. Me he cepillado los dientes y estoy lista para irme. Cojo mi bolsa de papel marrón con el almuerzo; ni siquiera recuerdo que mi madre hiciera esto por mí. Sawyer y yo bajamos en ascensor hasta la planta baja. Él también se muestra muy taciturno, inexpresivo. Taylor espera sentado al volante del Audi, y yo subo al asiento de atrás en cuanto Sawyer me abre la puerta. —Buenos días, Taylor —digo, animosa. —