Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 202
con su cuerpo y me besa la cabeza.
—¿Qué harás cuando la encuentres? —pregunto.
—El doctor Flynn tiene una plaza para ella.
—¿Y qué pasa con su marido?
—No quiere saber nada de ella —contesta Christian con amargura—. Su
familia vive en Connecticut. Creo que ahora anda por ahí sola.
—Qué triste…
—¿Te parece bien que haya hecho que traigan tus cosas aquí? Quería
compartir la habitación contigo —murmura.
Vaya, otro rápido cambio de tema.
—Sí.
—Quiero que duermas conmigo. Cuando estás conmigo no tengo pesadillas.
—¿Tienes pesadillas?
—Sí.
Le abrazo más fuerte. Por Dios… Más cargas del pasado. Se me encoge el
corazón por este hombre.
—Iba a prepararme la ropa para ir a trabajar mañana —aclaro.
—¡A trabajar! —exclama Christian como si hubiera dicho una palabrota,
me suelta y me fulmina con la mirada.
—Sí, a trabajar —replico, desconcertada ante su reacción.
Se me queda mirando sin dar crédito.
—Pero Leila aún anda suelta por ahí. —Hace una breve pausa—. No
quiero que vayas a trabajar.
¿Qué?
—Eso es una tontería, Christian. He de ir a trabajar.
—No, no tienes por qué.
—Tengo un trabajo nuevo, que me gusta. Claro que he de ir a trabajar.
¿A qué se refiere?
—No, no tienes por qué —repite con énfasis.
—¿Te crees que me voy a quedar aquí sin hacer nada mientras tú andas por
ahí salvando al mundo?
—La verdad… sí.
Oh, Cincuenta, Cincuenta, Cincuenta… dame fuerzas.
—Christian, yo necesito trabajar.
—No, no lo necesitas.
—Sí… lo… necesito. —le repito despacio, como si fuera un crío.
—Es peligroso —dice torciendo el gesto.
—Christian… yo necesito trabajar para ganarme la vida, y además no me
pasará nada.
—No, tú no necesitas trabajar para ganarte la vida… ¿y cómo puedes estar