Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 19
No me digas.
—¿No te gustan las botas?
—Me gustan mucho, Anastasia. —Se le enturbia la mirada y creo que va a
añadir algo, pero se calla—. Ven. Iremos despacio. No quiero que te caigas y te
rompas la crisma.
Permanecemos sentados en silencio mientras nuestro chófer nos conduce a
la galería. Mi ansiedad ha vuelto en plena forma, y me doy cuenta de que el rato que
hemos pasado en el Charlie Tango ha sido la calma que precede a la tormenta.
Christian está callado y pensativo… inquieto incluso; la atmósfera relajada que había
entre ambos ha desaparecido. Hay tantas cosas que quiero decir, pero el trayecto es
demasiado corto. Christian mira meditabundo por la ventanilla.
—José es solo un amigo —murmuro.
Christian se gira y me mira, pero sus ojos oscuros y cautelosos no dejan
entrever nada. Su boca… ay, su boca es provocativa y perturbadora. La recuerdo sobre
mí… por todas partes. Me arde la piel. Él se revuelve en el asiento y frunce el ceño.
—Tienes unos ojos preciosos, que ahora parecen demasiado grandes para
tu cara, Anastasia. Por favor, dime que comerás.
—Sí, Christian, comeré —contesto de forma automática y displicente.
—Lo digo en serio.
—¿Ah, sí?
No puedo reprimir el tono d