Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 17
—Nosotros ya hemos perseguido el amanecer, Anastasia, ahora el
anochecer.
Su voz me llega a través de los cascos. Me giro para mirarle, boquiabierta.
¿Qué significa eso? ¿Cómo es capaz de decir cosas tan románticas? Sonríe,
y no puedo evitar corresponderle con timidez.
—Esta vez se ven más cosas aparte de la puesta de sol —dice.
La última vez que volamos a Seattle era de noche, pero la vista de este
atardecer es espectacular, de otro mundo, literalmente. Sobrevolamos los edificios más
altos, y subimos más y más.
—El Escala está por ahí. —Señala hacia el edificio—. Boeing allá, y ahora
verás la Aguja Espacial.
Estiro el cuello.
—Nunca he estado allí.
—Yo te llevaré… podemos ir a comer.
—Christian, lo hemos dejado.
—Ya lo sé. Pero de todos modos puedo llevarte allí y alimentarte.
Me mira fijamente.
Yo muevo la cabeza, enrojezco, y opto por una actitud algo menos
beligerante.
—Esto de aquí arriba es precioso, gracias.
—Es impresionante, ¿verdad?
—Es impresionante que puedas hacer esto.
—¿Un halago de su parte, señorita Steele? Es que soy un hombre con muy
diversos talentos.
—Soy muy consciente de ello, señor Grey.
Se vuelve y sonríe satisfecho, y por primera vez en cinco días me
tranquilizo un poco. A lo mejor esto no estará tan mal.
—¿Qué tal el nuevo trabajo?
—Bien, gracias. Interesante.
—¿Cómo es tu jefe?
—Ah, está bien.
¿Cómo voy a decirle a Christian que Jack me incomoda? Se gira hacia mí y
se me queda mirando.
—¿Qué pasa?
—Aparte de lo obvio, nada.
—¿Lo obvio?
—Ay, Christian, la verdad es que a veces eres realmente obtuso.
—¿Obtuso? ¿Yo? Tengo la impresión de que no me gusta ese tono, señorita
Steele.
—Vale, pues entonces olvídalo.