Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 116
tamaño de la carpa.
—Creo que unos trescientos. Tendrás que preguntárselo a mi madre —me
dice sonriendo.
—¡Christian!
Una mujer joven aparece entre la multitud y le echa los brazos al cuello, e
inmediatamente sé que es Mia. Lleva un elegante traje largo de gasa color rosa pálido,
con una máscara veneciana exquisitamente trabajada a juego. Está deslumbrante. Y,
por un momento, me siento más agradecida que nunca por el vestido que Christian me
ha proporcionado.
—¡Ana! ¡Oh, querida, estás guapísima! —Me da un breve abrazo—. Tienes
que venir a conocer a mis amigos. Ninguno se cree que Christian tenga por fin novia.
Aterrada, miro a Christian, que se encoge de hombros como diciendo «Ya
sé que es imposible, yo tuve que convivir con ella durante años», y deja que Mia me
conduzca hasta un grupo de mujeres jóvenes, todas con trajes caros e impecablemente
acicaladas.
Mia hace rápidamente las presentaciones. Tres de ellas se muestran dulces
y agradables, pero Lily, creo que se llama, me mira con expresión agria bajo su
máscara roja.
—Naturalmente todas pensábamos que Christian era gay —dice con
sarcasmo, disimulando su rencor con una gran sonrisa falsa.
Mia le hace un mohín.
—Lily… compórtate. Está claro que Christian tiene un gusto excelente para
las mujeres, pero estaba esperando a que apareciera la adecuada, ¡y esa no eras tú!
Lily se pone del color de su máscara, y yo también. ¿Puede haber una
situación más incómoda?
—Señoritas, ¿podría recuperar a mi acompañante, por favor?
Christian desliza el brazo alrededor de mi cintura y me atrae hacia él. Las
cuatro jóvenes se ruborizan y sonríen nerviosas: el invariable efecto de su
perturbadora sonrisa. Mia me mira, pone los ojos en blanco, y no me queda otro
remedio que echarme a reír.
—Encantada de 6