Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 95
doy cuenta de que la parte inferior del panel se abre al balcón en forma de
acordeón. Abajo se ve Seattle, iluminada y animada. Retrocedo hacia la zona de la
cocina —tardo unos segundos, porque está muy lejos de la pared de cristal—,
donde Christian está abriendo una botella de vino. Se ha quitado la chaqueta.
—¿Te parece bien un Pouilly Fumé?
—No tengo ni idea de vinos, Christian. Estoy segura de que será perfecto.
Hablo en voz baja y entrecortada. El corazón me late muy deprisa. Quiero salir
corriendo. Esto es lujo de verdad, de una riqueza exagerada, tipo Bill Gates. ¿Qué
estoy haciendo aquí? Sabes muy bien lo que estás haciendo aquí, se burla mi
subconsciente. Sí, quiero irme a la cama con Christian Grey.
—Toma —me dice tendiéndome una copa de vino.
Hasta las copas son lujosas, de cristal grueso y muy modernas. Doy un sorbo. El
vino es ligero, fresco y delicioso.
—Estás muy callada y ni siquiera te has puesto roja. La verdad es que creo que
nunca te había visto tan pálida, Anastasia —murmura—. ¿Tienes hambre?
Niego con la cabeza. No de comida.
—Qué casa tan grande.
—¿Grande?
—Grande.
—Es grande —admite con una mirada divertida.
Doy otro sorbo de vino.
—¿Sabes tocar? —le pregunto señalando el piano.
—Sí.
—¿Bien?
—Sí.
—Claro, cómo no. ¿Hay algo que no hagas bien?
—Sí… un par o tres de cosas.
Da un sorbo de vino sin quitarme los ojos de encima. Siento que su mirada me
sigue cuando me giro y observo el inmenso salón. Pero no debería llamarlo «sala».
No es un salón, sino una declaración de principios.
—¿Quieres sentarte?
Asiento con la cabeza. Me coge de la mano y me lleva al gran sofá de color