Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 88

—Sí, a mí también se me ha hecho muy largo. —¿Qué has hecho? —logro preguntarle. —He ido de excursión con Elliot. Me golpea los nudillos con el pulgar una y otra vez. El corazón deja de latirme y mi respiración se acelera. ¿Cómo es posible que me afecte tanto? Solo está tocando una pequeña parte de mi cuerpo, y ya se me han disparado las hormonas. El helipuerto está cerca, así que, antes de que me dé cuenta, ya hemos llegado. Me pregunto dónde estará el legendario helicóptero. Estamos en una zona de la ciudad llena de edificios, y hasta yo sé que los helicópteros necesitan espacio para despegar y aterrizar. Taylor aparca, sale y me abre la puerta. Al momento Christian está a mi lado y vuelve a cogerme de la mano. —¿Preparada? —me pregunta. Asiento. Quisiera decirle: «Para todo», pero estoy demasiado nerviosa para articular palabra. —Taylor. Hace un gesto al chófer, entramos en el edificio y nos dirigimos hacia los ascensores. ¡Un ascensor! El recuerdo del beso de la mañana vuelve a obsesionarme. No he pensado en otra cosa en todo el día. En Clayton’s no podía quitármelo de la cabeza. El señor Clayton ha tenido que gritarme dos veces para que volviera a la Tierra. Decir que he estado distraída sería quedarse muy corto. Christian me mira con una ligera sonrisa en los labios. ¡Ajá! También él está pensando en lo mismo. —Son solo tres plantas —me dice con ojos divertidos. Tiene telepatía, seguro. Es espeluznante. Intento mantener el rostro impasible cuando entramos en el ascensor. Las puertas se cierran y ahí está la extraña atracción eléctrica, crepitando entre nosotros, apoderándose de mí. Cierro los ojos en un vano intento de pasarla por alto. Me aprieta la mano con fuerza, y cinco segundos después las puertas se abren en la terraza del edificio. Y ahí está, un helicóptero blanco con las palabras GREY ENTERPRISES HOLDINGS, INC. en color azul y el logotipo de la empresa a un lado. Seguro que esto es despilfarrar los recursos de la empresa. Me lleva a un pequeño despacho en el que un hombre mayor está sentado a una mesa. —Aquí tiene su plan de vuelo, señor Grey. Lo hemos revisado todo. Está listo, esperándole, señor. Puede despegar cuando quiera.