Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 64
No lo entiendo.
—Estaba conmigo cuando me has llamado.
—¿En Seattle? —le pregunto confundida.
—No. Estoy en el Heathman.
¿Todavía? ¿Por qué?
—¿Cómo me has encontrado?
—He rastreado la localización de tu móvil, Anastasia.
Claro. ¿Cómo es posible? ¿Es legal? Acosador, me susurra mi subconsciente
entre la nube de tequila que sigue flotándome en el cerebro, pero por alguna razón,
porque es él, no me importa.
—¿Has traído chaqueta o bolso?
—Sí, las dos cosas. Christian, por favor, tengo que decírselo a Kate. Se
preocupará.
Aprieta los labios y suspira ruidosamente.
—Si no hay más remedio…
Me suelta, me coge de la mano y se dirige hacia el bar. Me siento débil, todavía
borracha, incómoda, agotada, avergonzada y, por extraño que parezca, encantada
de la vida. Me lleva de la mano. Es un confuso abanico de emociones. Necesitaré al
menos una semana para procesarlas.
En el bar hay mucho ruido, está lleno de gente y ha empezado a sonar la música,
así que la pista de baile está llena. Kate no está en nuestra mesa, y José ha
desaparecido. Levi, que está solo, parece perdido y desamparado.
—¿Dónde está Kate? —grito a Levi.
La cabeza empieza a martillearme al ritmo del potente bajo de la música.
—Bailando —me contesta Levi.
Me doy cuenta de que está enfadado y de que mira a Christian con recelo. Busco
mi chaqueta negra y me cuelgo el pequeño bolso cruzado, que me queda a la altura
de la cadera. Estoy lista para marcharme en cuanto haya hablado con Kate.
Toco el brazo de Christian, me inclino hacia él y le grito al oído que Kate está en
la pista. Le rozo el pelo con la nariz y respiro su aroma limpio y fresco. Todas las
sensaciones prohibidas y desconocidas que he intentado negarme salen a la
superficie y recorren mi cuerpo agotado. Me ruborizo, y en lo más profundo de mi
cuerpo los músculos se tensan agradablemente.