Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 63
más que evidente.
—Bueno… Nos vemos dentro —masculla José.
Pero no le hacemos caso, así que vuelve a entrar en el bar. Estoy sola con Grey.
Mierda, mierda. ¿Qué puedo decirle? Puedo disculparme por haberlo llamado.
—Lo siento —susurro mirando fijamente el pañuelo, que no dejo de retorcer
entre los dedos.
Qué suave es.
—¿Qué sientes, Anastasia?
Maldita sea, quiere su recompensa.
—Sobre todo haberte llamado. Estar mareada. Uf, la lista es interminable
—murmuro sintiendo que me pongo roja.
Por favor, por favor, que me muera ahora mismo.
—A todos nos ha pasado alguna vez, quizá no de manera tan dramática como a
ti —me contesta secamente—. Es cuestión de saber cuáles son tus límites,
Anastasia. Bueno, a mí me gusta traspasar los límites, pero la verdad es que esto es
demasiado. ¿Sueles comportarte así?
Me zumba la cabeza por el exceso de alcohol y el enfado. ¿Qué narices le
importa? No lo he invitado a venir. Parece un hombre maduro riñéndome como si
fuera una cría descarriada. A una parte de mí le apetece decirle que si quiero
emborracharme cada noche es cosa mía y que a él no le importa, pero no tengo
valor. No ahora, cuando acabo de vomitar delante de él. ¿Por qué sigue aquí?
—No —le digo arrepentida—. Nunca me había emborrachado, y ahora mismo
no me apetece nada que se repita.
De verdad que no entiendo por qué está aquí. Empiezo a marearme. Se da
cuenta, me agarra antes de que me caiga,