Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 55
—¿Quieres ver el artículo? Está acabado. José ha hecho algunas fotos
buenísimas.
¿Tengo ahora que ver al guapo de Christian Grey, quien no siente el menor
interés por mí?
—Claro.
Me saco una sonrisa de la manga y me acerco al portátil. Y ahí está, mirándome
en blanco y negro, mirándome y encontrándome indigna de su interés.
Finjo leer el artículo, pero no aparto los ojos de su firme mirada gris. Busco en la
foto alguna pista de por qué no es un hombre para mí, como me ha dicho. Y de
repente me parece obvio. Es demasiado guapo. Somos polos opuestos, y de dos
mundos muy diferentes. Me veo a mí misma como a Ícaro cuando se acerca
demasiado al sol, se quema y se estrella. Tiene razón. No es un hombre para mí. Es
lo que ha querido decirme, y eso hace más fácil aceptar su rechazo… Bueno, casi.
Podré soportarlo. Lo entiendo.
—Muy bueno, Kate —logro decirle—. Me voy a estudiar.
Me propongo no volver a pensar en él de momento. Abro los apuntes y empiezo
a leer.
Solo cuando estoy en la cama, intentando dormir, permito que mis pensamientos
se trasladen a mi extraña mañana. No dejo de pensar en lo que me ha dicho de que
no tiene novias, y me enfado por no haber tenido en cuenta esa información antes
de estar entre sus brazos, suplicándole mentalmente con todos los poros de mi piel
que me besara. Lo había dicho. No me quería como novia. Me tumbo de lado. Me
pregunto si quizá no tiene relaciones sexuales. Cierro los ojos y empiezo a
quedarme dormida. Quizá esté reservándose. Bueno, no para ti. Mi adormilada
subconsciente me da un último golpe antes de sumergirse en mis sueños.
Y esa noche sueño con ojos grises y dibujos de hojas en la espuma de la leche, y
corro por lugares apenas iluminados por una luz fantasmagórica, y no sé si corro
en dirección a algo o huyendo de algo… No queda claro.
Suelto el bolígrafo. Se acabó. He terminado mi último examen. Sonrío de oreja a
oreja. Probablemente sea la primera vez que sonrío en toda la semana. Es viernes, y