Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 44
—Muy bien, un té negro. ¿Dulce?
Me quedo un segundo perpleja, pensando que se refiere a mí, pero por suerte
aparece mi subconsciente frunciendo los labios. No, tonta… Que si lo quieres con
azúcar.
—No, gracias.
Me miro los dedos nudosos.
—¿Quiere comer algo?
—No, gracias.
Niego con la cabeza y Grey se dirige a la barra.
Levanto un poco la vista y lo miro furtivamente mientras espera en la cola a que
le sirvan. Podría pasarme el día mirándolo… Es alto, ancho de hombros y
delgado… Y cómo le caen los pantalones… Madre mía. Un par de veces se pasa los
largos y bonitos dedos por el pelo, que ya está seco, aunque sigue alborotado. Ay,
cómo me gustaría hacerlo a mí. La idea se me pasa de pronto por la cabeza y me
arde la cara. Me muerdo el labio y vuelvo a mirarme las manos. No me gusta el
rumbo que están tomando mis caprichosos pensamientos.
—Un dólar por sus pensamientos.
Grey ha vuelto y me mira fijamente.
Me pongo colorada. Solo estaba pensando en pasarte los dedos por el pelo y
preguntándome si sería suave. Niego con la cabeza. Grey lleva una bandeja en las
manos, que deja en la pequeña mesa redonda chapada en abedul. Me tiende una
taza, un platillo, una tetera pequeña y otro plato con una bolsita de té con la
etiqueta TWININGS ENGLISH BREAKFAST, mi favorito. Él se ha pedido un café
con un bonito dibujo de una hoja impreso en la espuma de leche. ¿Cómo lo hacen?,
me pregunto distraída. También se ha pedido una magdalena de arándanos.
Coloca la bandeja a un lado, se sienta frente a mí y cruza sus largas piernas. Parece
cómodo, muy a gusto con su cuerpo. Lo envidio. Y aquí estoy yo, desgarbada y
torpe, casi incapaz de ir de A a B sin caerme de morros.
—¿Qué está pensando? —insiste.
—Que este es mi té favorito.
Hablo en voz baja y entrecortada. Sencillamente, no me puedo creer que esté
con Christian Grey en una cafetería de Portland. Frunce el ceño. Sabe que estoy
escondiéndole algo. Introduzco la bolsita de té en la tetera y casi inmediatamente
la retiro con la cucharilla. Grey ladea la cabeza y me mira con curiosidad mientras
dejo la bolsita de té en el plato.