Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 414
haber algo en el agua de Savannah que les suelta la lengua a estos hombres.
—Anastasia —me llama Christian—. Ven.
Me tiende la mano.
—Hasta luego.
Sonrío a Taylor, quien, tras un rápido gesto de despedida vuelve al
aparcamiento.
—Señor Benson, esta es mi novia, Anastasia Steele.
—Encantado de conocerlo —murmuro mientras nos damos la mano.
Benson me dedica una espléndida sonrisa.
—Igualmente —dice, y distingo por su acento que es británico.
Le doy la mano a Christian y noto que se me agarran los nervios al estómago.
¡Uau, vamos a hacer vuelo sin motor! Cruzamos con Mark Benson la zona
asfaltada hasta la pista. Christian y él siguen hablando. Yo capto lo esencial. Vamos
a ir en un Blanik L-23, que, por lo visto, es mejor que el L-13, aunque esto es
discutible. Benson pilotará una Piper Pawnee. Lleva ya unos cinco años pilotando
planeadores. No entiendo nada, pero mirar a Christian y verlo tan animado, tan en
su elemento, es todo un placer.
El avión en cuestión es alargado, de líneas puras, y blanco con rayas naranjas.
Tiene una pequeña cabina con dos asientos, uno delante del otro. Está sujeto
mediante un largo cable blanco a un avión convencional pequeño de una sola
hélice. Benson levanta la cubierta cóncava de plexiglás que enmarca la cabina para
que podamos subir.
—Primero hay que ponerse los paracaídas.
¡Paracaídas!
—Ya lo hago yo —lo interrumpe Christian, y le coge los arneses a Benson, que le
sonríe amable.
—Voy a por el lastre —dice Benson, y se dirige al avión.
—Te gusta atarme a cosas —observo con sequedad.
—Señorita Steele, no tiene usted ni idea. Toma, mete brazos y piernas por las
correas.
Hago lo que me dice, apoyándome en su hombro. Christian se pone algo rígido,
pero no se mueve. En cuanto he metido las piernas por las correas, me sube el
paracaídas y meto los brazos por las de los hombros. Con destreza, me abrocha los