Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 386

insoportable. Se abanica exageradamente. —¡MAMÁ! —Ve a hablar con él. —No puedo. He venido aquí a verte a ti. —Ana, has venido aquí porque estás hecha un lío con ese chico. Es evidente que estáis locos el uno por el otro. Tienes que hablar con él. Ha volado cinco mil kilómetros para verte, por el amor de Dios. Y ya sabes lo horroroso que es volar. Me ruborizo. No le he dicho que tiene un avión privado. —¿Qué? —me suelta. —Tiene su propio avión —mascullo, avergonzada—, y son menos de cinco mil kilómetros, mamá. ¿Por qué me avergüenzo? Mi madre arquea ambas cejas. —Uau —exclama—. Ana, os pasa algo. Llevo intentando averiguar lo que es desde que llegaste. Pero el único modo de solucionar el problema, sea cual sea, es hablarlo con él. Piensa todo lo que quieras, pero hasta que no hables con él no vas a conseguir nada. La miro ceñuda. —Ana, cielo, siempre le has dado muchas vueltas a todo. Fíate de tu instinto. ¿Qué te dice, cariño? Me miro los dedos. —Creo que estoy enamorada de él —murmuro. —Lo sé, cariño. Y él de ti. —¡No! —Sí, Ana. Dios… ¿qué más necesitas? ¿Un rótulo luminoso en su frente? La miro aturdida y se me llenan los ojos de lágrimas. —No llores, cielo. —Yo no creo que me quiera. —Independientemente de lo rico que sea, uno no lo deja todo, se sube en su avión privado y cruza el país para tomar el té de la tarde. ¡Ve con él! Este sitio es muy bonito, muy romántico. Además, es territorio neutral. Me revuelvo incómoda bajo su mirada. Quiero y no quiero ir.