Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 368
parte, creo que mamá ha estado buscando a alguien como él todo este tiempo;
puede que ya haya encontrado en Bob lo que buscaba. Lástima que no lo
encontrara en Ray.
—Yo solía pensar que tu padre era voluble, pero ahora, cuando vuelvo la vista
atrás, pienso que solamente estaba demasiado agobiado con su trabajo e
intentando ganarse la vida para mantenernos. —Suspira—. Era tan joven… los dos
lo éramos. Igual ese fue el problema.
Mmm… Christian no es precisamente viejo. Sonrío cariñosa a mi madre. Se
pone muy sentimental cuando habla de mi padre, pero estoy segura de que los
cambios de humor del marine no tenían nada que ver con los de Christian.
—Bob quiere llevarnos a cenar esta noche. A su club de golf.
—¡No me digas! ¿Bob ha empezado a jugar al golf? —pregunto en tono burlón e
incrédulo.
—Dímelo a mí —gruñe mi madre, poniendo los ojos en blanco.
Tras un almuerzo ligero de vuelta en casa, empiezo a deshacer la mochila. Me voy
a obsequiar con una siesta. Mamá se ha ido a moldear velas o lo que sea que haga
con ellas, y Bob está en el trabajo, así que tengo un rato para recuperar horas de
sueño. Abro el Mac y lo enciendo. Son las dos de la tarde en Georgia, las once de la
mañana en Seattle. Me pregunto si Christian me habrá contestado. Nerviosa, abro
el correo.
De: Christian GreyFecha: 31 de mayo de 2011 07:30Para: Anastasia
SteeleAsunto: ¡Por fin!
Anastasia:Me fastidia que, en cuanto pones distancia entre nosotros, te
comuniques abierta y sinceramente conmigo. ¿Por qué no lo haces cuando estamos
juntos?Sí, soy rico. Acostúmbrate. ¿Por qué no voy a gastar dinero en ti? Le hemos
dicho a tu padre que soy tu novio. ¿No es eso lo que hacen los novios? Como amo
tuyo, espero que aceptes lo que me gaste en ti sin rechistar. Por cierto, díselo
también a tu madre.No sé cómo responder a lo que me dices de que te sientes
como una puta. Ya sé que no me lo has dicho con esas palabras, pero es lo mismo.
Ignoro qué puedo decir o hacer para que dejes de sentirte así. Me gustaría que
tuvieras lo mejor en todo. Trabajo muchísimo, y me gusta gastarme el dinero en lo
que me apetezca. Podría comprarte la ilusión de tu vida, Anastasia, y quiero
hacerlo. Llámalo redistribución de la riqueza, si lo prefieres. O simplemente ten
presente que jamás pensaría en ti de la forma que dices y me fastidia que te veas