Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 292

Está leyendo, sentado en el sofá. Un aria conmovedora suena en el equipo de música, flotando alrededor de Christian, envolviéndolo con sus notas, llenando la estancia de una melodía dulce y vibrante. Por un momento, parece sereno. Se vuelve cuando entramos, nos mira y me sonríe cariñoso. —¿Ya habéis terminado? —pregunta como si estuviera verdaderamente interesado. Apunta el mando hacia la elegante caja blanca bajo la chimenea que alberga su iPod y la exquisita melodía se atenúa, pero sigue sonando de fondo. Se pone de pie y se acerca despacio. —Sí, señor Grey. Cuídela; es una joven hermosa e inteligente. Christian se queda tan pasmado como yo. Qué comentario tan inapropiado para una doctora. ¿Acaso le está lanzando una advertencia no del todo sutil? Christian se recompone. —Eso me propongo —masculla él, divertido. Lo miro y me encojo de hombros, cortada. —Le enviaré la factura —dice ella muy seca mientras le estrecha la mano. Se vuelve hacia mí. —Buenos días, y buena suerte, Ana. Me sonríe mientras nos damos la mano, y se le forman unas arruguitas en torno a los ojos, Surge Taylor de la nada para conducirla por la puerta de doble hoja hasta el ascensor. ¿Cómo lo hace? ¿Dónde se esconde? —¿Cómo ha ido? —pregunta Christian. —Bien, gracias. Me ha dicho que tengo que abstenerme de practicar cualquier tipo de actividad sexual durante las cuatro próximas semanas. A Christian se le descuelga la mandíbula y yo, que ya no puedo aguantarme más, le sonrío como una boba. —¡Has picado! Entrecierra los ojos y dejo de reír de inmediato. De hecho, parece bastante enfadado. Oh, mierda. Mi subconsciente se esconde en un rincón y yo, blanca como el papel, me lo imagino tumbándome otra vez en sus rodillas. —¡Has picado! —me dice, y sonríe satisfecho. Me agarra por la cintura y me estrecha contra su cuerpo—. Es usted incorregible, señorita Steele —murmura,