Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 291

18 La doctora Greene es alta y rubia y va impecable, vestida con un traje de chaqueta azul marino. Me recuerda a las mujeres que trabajan en la oficina de Christian. Es como un modelo de retrato robot, otra rubia perfecta. Lleva la melena recogida en un elegante moño. Tendrá unos cuarenta y pocos. —Señor Grey. Estrecha la mano que le tiende Christian. —Gracias por venir habiéndola avisado con tan poca antelación —dice Christian. —Gracias a usted por compensármelo sobradamente, señor Grey. Señorita Steele. Sonríe; su mirada es fría y observadora. Nos damos la mano y enseguida sé que es una de esas mujeres que no soportan a la gente estúpida. Al igual que Kate. Me cae bien de inmediato. Le dedica a Christian una mirada significativa y, tras un instante incómodo, él capta la indirecta. —Estaré abajo —murmura, y sale de lo que va a ser mi dormitorio. —Bueno, señorita Steele. El señor Grey me paga una pequeña fortuna para que la atienda. Dígame, ¿qué puedo hacer por usted? Tras un examen en profundidad y una larga charla, la doctora Greene y yo nos decidimos por la minipíldora. Me hace una receta previamente abonada y me indica que vaya a recoger las píldoras mañana. Me encanta su seriedad: me ha sermoneado hasta ponerse azul como su traje sobre la importancia de tomarla siempre a la misma hora. Y noto que se muere de curiosidad por saber qué «relación» tengo con el señor Grey. Yo no le doy detalles. No sé por qué intuyo que no estaría tan serena y relajada si hubiera visto el cuarto rojo del dolor. Me ruborizo al pasar por delante de su puerta cerrada y volvemos abajo, a la galería de arte que es el salón de Christian.