Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 282
número y pulso la tecla de llamada. Mientras espero a que conteste, se me sube el
corazón a la boca. Seguramente le encantaría darme una paliza de cincuenta mil
demonios. La idea me deprime.
—Hola —dice en voz baja, y su tono me descoloca, porque me lo esperaba
furibundo, pero el caso es que suena aliviado.
—Hola —susurro.
—Me tenías preocupado.
—Lo sé. Siento no haberte respondido, pero estoy bien.
Hace una pausa breve.
—¿Lo has pasado bien esta noche? —me pregunta de lo más comedido.
—Sí. Hemos terminado de empaquetar y Kate y yo hemos cenado comida china
con José.
Aprieto los ojos con fuerza al mencionar a José. Christian no dice nada.
—¿Qué tal tú? —le pregunto para llenar el repentino silencio abismal y
ensordecedor.
No pienso consentir que haga que me sienta culpable por lo de José.
Por fin, suspira.
—He asistido a una cena con fines benéficos. Aburridísima. Me he ido en cuanto
he podido.
Lo noto tan triste y resignado que se me encoge el corazón. Lo recuerdo hace
algunas noches, sentado al piano de su enorme salón, acompañado por la
insoportable melancolía agridulce de la música que tocaba.
—Ojalá estuvieras aquí —susurro, porque de pronto quiero abrazarlo.
Consolarlo. Aunque no me deje. Necesito tenerlo cerca.
—¿En serio? —susurra mansamente.
Madre mía. Si no parece él; se me eriza el cuero cabelludo de repentina
aprensión.
—Sí —le digo.
Al cabo de una eternidad, suspira.
—¿Nos veremos el domingo?
—Sí, el domingo —susurro, y un escalofrío me recorre el cuerpo entero.
—Buenas noches.